jueves, 16 de abril de 2015

YO SOY EMPRENDEDOR - LA LIEBRE Y LA TORTUGA

La liebre y la tortuga
                                                                                                            
(Tomado de La Culpa es de la Vaca 2 , José Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo).

I
Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era la más rápida. Para dirimir el conflicto de opiniones, decidieron correr una carrera.



Eligieron una ruta y comenzaron la competencia. La liebre partió a toda velocidad y corrió enérgicamente durante un buen rato. Luego, al ver que había sacado muchísima ventaja, decidió sentarse debajo de un árbol para descansar unos momentos, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se quedó dormida. La tortuga, que andaba con paso lento pero constante, la alcanzó, la superó y terminó en punta, declarándose ganadora indiscutible de la carrera.

Moraleja: Los lentos pero constantes y perseverantes, también ganan la carrera.



II
Pero la historia no termina aquí, sino que prosigue...

La liebre, decepcionada por haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció su grave error de subestimar a la tortuga. Se dio cuenta de que por presumida y descuidada había perdido la carrera. Si no hubiese subestimado a su oponente nunca la hubieran podido vencer. Entonces desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez la liebre corrió sin descanso desde el principio hasta el fin y su triunfo fue contundente.

Moraleja: Los rápidos y tenaces vencen a los constantes y perseverantes.



III
Sin embargo la historia tampoco termina aquí...

Después de ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. De la manera como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería.



Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr por una ruta distinta a la anterior. La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho río. La liebre no sabía nadar, y mientras se preguntaba "¿qué hago ahora...?", la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuó con su paso lento pero constante y terminó la carrera en primer lugar.



La liebre y la tortuga también aprendieron otra lección vital:



Cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación, no sólo complementamos capacidades, compensamos debilidades, potenciamos nuestros recursos... ¡sino que también obtenemos mejores resultados!



Todos tenemos carreras por delante, y hay muchas maneras de ganarlas. Hay muchas liebres, muchas tortugas... ¡y muchas metas que alcanzar!



Finalmente: No se reúna con un grupo fácil y conformista, no le harán crecer. Vaya donde sean muy altas las exigencias y las expectativas de desempeño.

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